YAYOI es una escultura compuesta por formas arquetípicas —semi círculos, esferas, conos y cuencos— que pueden ensamblarse en múltiples configuraciones, generando una experiencia estética activa, abierta y lúdica. La obra no se presenta como un objeto cerrado, sino como un sistema constructivo en el que el espectador puede reordenar las piezas y construir nuevas lecturas visuales. Inspirada en la poética obsesiva y serial de Yayoi Kusama, esta escultura propone un homenaje que trasciende la referencia literal. A través de la repetición, la simetría y la variación modular, YAYOI evoca un universo en donde el cuerpo y la mente se entrelazan con lo cósmico, lo emocional y lo introspectivo.

Su materialidad es tan rica como su concepto. Las piezas están elaboradas en resina pigmentada artesanalmente, en combinación con elementos de micelio (hongo mush) cultivado y moldeado, lo que introduce una dimensión orgánica y biodegradable al objeto. La interacción entre la transparencia y la densidad de la resina con la textura porosa del hongo crea un diálogo material inédito, donde lo natural y lo artificial conviven en equilibrio. Lejos de una única paleta cromática, YAYOI se presenta en una serie cromática vibrante y cambiante. Rojos profundos, naranjas, verdes, tonos ópalo o tierras se mezclan en cada pieza gracias al uso de pigmentos suspendidos que generan efectos marmoleados y translúcidos, dependiendo de la luz y la composición. YAYOI es, ante todo, una arquitectura emocional en pequeño formato: una invitación a jugar con la forma, repensar la escultura como sistema, y abrir el objeto artístico a la participación activa. En ese gesto, la obra se vuelve memoria, cuerpo, color, y posibilidad.