Pintag ECO-Lodge
Pintag ECO-Lodge se ubica en la parroquia de Pintag, en un entorno privilegiado con vistas hacia varios nevados de la cordillera andina del Ecuador. El proyecto responde al encargo de una casa de fin de semana que combine privacidad y relación con el paisaje, diferenciando claramente las áreas sociales de las de descanso.
El terreno de 4 hectáreas presenta una pendiente negativa pronunciada, lo que permite vistas panorámicas excepcionales. La ubicación de la vivienda fue clave: se optó por implantarla en una planicie del cuadrante inferior del lote, lejos de la casa antigua existente y de una antigua quesera, pero con conexión peatonal que asegura independencia entre ambas edificaciones. El diseño aprovecha un eje de árboles preexistente que recorre el lote desde su punto más alto.
Este eje termina en un árbol plantado dentro del volumen conector de la nueva vivienda, que actúa como filtro entre las zonas sociales y privadas, dando continuidad visual y simbólica al recorrido natural desde el exterior al interior. La propuesta arquitectónica se organiza en dos volúmenes principales: uno para áreas sociales y otro para las de descanso, conectados por un hall liviano que marca la circulación. Los volúmenes fueron ligeramente rotados respecto al eje original, creando una plazoleta de ingreso y orientando estratégicamente las visuales: el volumen social se abre hacia una panorámica que abarca desde el volcán Corazón hasta el Pichincha, mientras que el volumen de descanso se orienta hacia el Cotopaxi y el Pasochoa, logrando un ambiente más íntimo.
En términos compositivos, dos muros de piedra volcánica definen el ingreso, generando una secuencia espacial que pasa de la compresión en la entrada a la apertura visual en la sala. Encima de estos muros se colocaron cubiertas inclinadas que parecen suspendidas, enmarcando las vistas y evocando una reverencia al paisaje. Una piel de vidrio en el lado opuesto a los muros de piedra refuerza la conexión entre interior y exterior, y permite una entrada generosa de luz natural.
Pequeños volúmenes de madera alojan los espacios de servicio y aportan calidez al contraste con la piedra. Las losas de hormigón se elevan sobre un zócalo para evitar alterar la topografía, acentuando la ligereza del conjunto y la solidez de los muros que se hunden en el terreno. La piedra volcánica utilizada proviene de canteras locales, conectando el proyecto con la tradición constructiva de la zona, como en la histórica Iglesia de La Compañía en Quito. La estructura se completa con elementos metálicos ligeros que contribuyen a la apertura visual y la integración con el entorno.
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